martes, 17 de febrero de 2009

Ni esa vez

08:49pm 12/02/09

...hace un año a las 9pm me mandaste un mensaje que aun no termino de entender. me escribiste: Se feliz. durante 1 año intente serlo y no pude. lo siento.

Por esas noches salía a caminar con la sorpresa en la mente y el regalo a la vuelta de la esquina y terminaba por regresar nervioso con la mano en la frente y la otra en la barriga, y fue en una de esas que mientras pensaba como hacerlo de nuevo sin ser visto pareciendo que fuese la primera vez, pasaba como invisible por lugares que me conocían y mientras levantaba la mirada hacia la ventana y comprobaba lo que no se podía ver a través de ella, el pronostico más reservado me llegaba al celular, sin entender y sin respirar no sabía que hacer, por un momento estaba desprendido de la realidad, de la que trataba de ver por esa ventana y la que tenía frente a mi.

la mitad… del cuento de un atardecer, que observo al escucharte…

Desde ese momento entendí y me convencí que nada volvería a ser igual, que las posibilidades y casualidades se habían vuelto a barajar, que se puso todo a cero borrando todo lo hecho y que tarde o temprano tendría que serlo.

(...)

Hoy paso un año, un año desde aquella noche. Hoy era un día que debía ser más noche que sol y la presión de ser un día importante. De resolver cualquier asunto pendiente y de tener en cuenta que podía ser más, más que esa noche, más.
Mientras planeaba y pensaba cuantas veces, formas, cantidades, lugares, palabras y expresiones podían caber en el tiempo suficiente para poder vivir tranquilamente conversando tenía la extraña sensación de que las cosas por algún o otro motivo no resultarían, y la casualidad me dio la razón pero sin ninguna explicación, y ya.

(...)

Era preciso. Era de noche, no tan tarde como para perder el momento ni tan temprano como dejar correrlo. La llovizna asomaba levemente por las calles y por momentos parecía que estaba en otras calles, con historia y conmigo. Tenía el momento y la excusa perfecta que seguía cayendo poco a poco, pero no tenía el momento preciso que siempre guardaba para momentos como este, nunca terminé de entender porqué.

te llevaré despacio, no quiero despertarte, despertarte…

Salí como siempre esperanzado de que pasen sin querer esas cosas que quiero que sucedan, motivado por algo bastante improbable y seguido por algo totalmente imposible. Salí de mi casa y directo fui al desvío, por ratos mientras caminaba, levantaba la cabeza para ver las gotas caer. Golpean suave. Despacio. Como sonreír mientras intentaba hacerlo.
Mirando a cada rato el celular para tal momento tan esperado, solo pensaba si era posible que alguna vez se pudiera cumplir un deseo, como los de cumpleaños que igual así me son ajenos. Mirando a cada lado trataba de encontrar la razón que ni esa vez encontré cuando miré por esa ventana. Mirando a cada sombra me encontré de nuevo solo, balbuceando los errores y burlándome de la cobardía innata en mí. Fue eso y más de un año, más noches y madrugadas.

Llego la hora y no paso nada. Pasaron tantas cosas en el mundo en ese instante, que tenía yo la suerte que en mi minuto tan solo pudiera recordar.

Mientras cruzaba la pista los vi, y la vi. Pensaba que algo tenía que pasar. Algo.

- Disculpa, ¿por donde está el...?
- Ah, por acá. Sigues de frente por ahí
- Gracias. Ves, esta bien.
Mientras su acompañante veía al otro lado y yo la seguía viendo.

Sabía que pensaba lo mismo, lo sabía porque era mi minuto, solo por eso. Pero luego de eso se fueron, los dos, el minuto y el pensamiento, se fueron para que yo regresara a la realidad y sin darme cuenta, o quizás sí pero con mucha pena, fuera otro momento como esos tantos que nunca fueron tan míos como aquel.

vuelvo a engancharme en tu risa…

Seguí de frente. Cruce. Volteé. Seguí de frente. Ahora no recuerdo si seguía lloviznando, tampoco importaba mucho, total, el momento había pasado y con ello todo lo que implicaba que sea importante, por eso cruce de nuevo y seguí caminando. Volteo. Estornudo. Cruzo. Me siento invisible y confirmo que necesitaba caminar pero no era tan necesario llegar a algún lugar.

Como aquella vez también y en una casualidad provocada por decirlo de algún modo, me hago el loco e invento una excusa que es obvia incluso a personas que ni saben como me llamo, pero saben mis mentiras y mis verdades. Sigo sin creer que paso un año, sigo caminando sin creer que por ahí ya había pasado, ni como favor volvió a lloviznar ni siquiera vino ni se fue, solo paro. Y nunca me pude sentar a tratar de verla.

pero quería sentirte un hasta siempre…




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