miércoles, 25 de febrero de 2009

La casualidad de un mes - Parte II

Tenía un tanto olvidada la tarea de resumir el año que paso para ustedes, pero como promesa golpeada en alguna pared les dejo el segundo mes de un año más que interesante. Prometo -nuevamente- ser más conciso para el siguiente mes que espero presentar en los siguientes días. Sin más vueltas, la continuación de la primera parte.

[Febrero]

Febrero bisiesto. Febrero con un día más en bolsillos para jugar esas cartas suicidas que se guardan con el tiempo. En este mes la oficina entra en descanso -merecido también- así que mi tiempo lo invierto entre las clases de verano de la universidad y en cuanto lugar pueda con cuanta gente pueda, quiero todo, todo! Las clases siguieron como siempre, con el par de horas más entretenido que un señor ingeniero hidráulico puede dar ¡Espléndido! Algunas veces no se entendía nada de lo que decía y con menos suerte, lo que escribía. La manera tan ineficiente de explicar el curso era solo comparable con la forma como se maneja ciclo a ciclo la matrícula en la universidad y el esfuerzo que se hace para poder sobrevivir a ella, pero a pesar de todo, fiel a mis principios y a la tonta (sobre) confianza que tenía sobre mis conocimientos del siempre coordinado movimiento de fluidos fue que sin mucha importancia miraba al ingeniero y pensaba: pobre, sin pensar que al final el pobre se encontraba dando el examen final con los nervios hechos basura.

Definitivamente me encontraba disfrutando un verano bastante merecido, y dándome el gusto iba por las noches a comunicarlo. Uno que otro cumple, quizás uno solo pero que con buen ojo se pudo apreciar muy bien, porque no-hay-forma, por más vueltas que le daba y le volvía a dar – a ella también- así fuese un tanto evidente.

(…)

Entre una de esas que jugaba a las escondidas con ella, quede más que sorprendido cuando me encontraron sin siquiera haberme conocido. De las múltiples formas como un mensaje puede ser recibido la más preocupante es aquella que deseas esperar pero cuando te das cuenta termina siendo lo contrario. Por un rato, todo se detuvo y también mi vida. Por todo lo que me faltaba vivir y lo que deje pasar, por tanto pensar en ecuaciones y teorías que dibuje en el aire, por todas las razones y motivos que alguna vez tuve que escribir y por mí, por ti, es que me di cuenta que no vivía. No tuve reacción alguna ni mucho menos acción, reproducía un deja vu del momento y buscaba la explicación y lo volvía a leer y de nuevo, de nuevo. Podía llorar con todas las ganas que sentía en ese momento de la ignorancia y del entendimiento que significaba el mensaje, podía reír de la impotencia de no vivir mejor y la desesperación que significaba tener que comerme el orgullo de un solo bocado. Me reí, forzosamente pero me seguía convenciendo de que tenía que reírme mientras unas lágrimas tuvieron que salir. Reí, porque hasta en eso fui lo suficientemente cobarde.

(…)

Debido aún a la emoción de ver como se puede ayudar a dar un paso adelante en la vida de las personas con estar unos días siendo compañeros y familia, fue que regresamos a visitarlos luego de tener aún el recuerdo de una despedida improvisada.
Época de carnavales, época peligrosa. Momento de ponerse más alertas cuando acaba la esquina y ves la hora, más aún en lugares donde el agua no abunda – irónico y hasta cierto punto sarcástico, pero real – entonces es que tratas de ablandar el corazón de niños ávidos de mojar a cuan cosa que se mueva puedan alcanzar, corriendo o lanzamiento libre. Entonces corres, corres, te escondes, te agachas olvidando que así los ayudas más y en medio de la desesperación arruinas todo rompiendo el arma, la esencia del juego se fue al tacho y tratas de hacerte el loco, miras por aquí, por allá y prometes volver para compensar el daño hecho, sí claro. Igual es un buen día porque aunque no estemos todos, somos varios. Somos los mismos que vivimos dentro de cuatro paredes y nos compartimos, en algunos casos de forma más desproporcionadas que otras.

(…)

Es una tarde cualquiera pero somos personas especiales, a fin de cuentas
- Quiero ir!
- Pero, ¿sabes cómo se hace para ir?
- Uhm. Creo que se llama nomás
- Que, ¿sí?, ya pues. Ahorita llamo
- En serio?

Los nervios, que son naturalmente tontos de por si, tienen varios efectos en una persona. Olvidamos las cosas importantes y recordamos las insignificantes, hace que el tiempo pase más lento aunque dentro de ti estés corriendo a mil. La espera se hace larga y el momento más crítico pero vale la pena, por supuesto. Mi mente esta ahí, en ese instante y luego también, valió la pena y lo sigue valiendo.

Los nervios, que son naturalmente tontos de por sí, tienen varios efectos en una persona.
Te hacen ver más linda.

(…)

Un encuentro puede hacer que algunas verdades –de todo calibre- vean la luz sin antes uno ponerse algún tipo de protección. Lo interesante de todo eso es que la confianza se confunde con el juego y uno ya no puede creer en la veracidad de los comentarios e historias, difícil de entender y de controlar. Disparos de secretos y risas automáticamente activadas hacen que nos olvidemos de cualquier diferencia que pudo marcar o dejar los cerros, el sol y el trabajo diario.
Así como esa vez, las siguientes semanas se volvieron similares en cuanto el punto final y cerrando la noche y comenzando el día una de esas me terminaron por completo y me comencé diferente.

La sorpresa seguida por un arranque de osadía son cosas que me siguen tomando desprevenido, he aprendido a darme cuenta y aceptarlas, pero en ese momento fue más que una simple impresión y una respuesta o acción adecuada. Soy complicado, lo sé, pero aún así las cosas simples me gustan sin ningún motivo, aún tenga uno guardado en el puño izquierdo.

Mientras trataba de entender semejante asalto a mi soledad trataba de buscar el momento en el cual me perdí y deje de ser el testigo que siempre fui, la pela que veía había cobrado vida y estaba al lado mío, de la mano, mirando. Y sigo caminando.
Pudo haber durado varios kilómetros más y pudo haberse parado el tiempo y sabe Dios que otro arreglo pudo haber pasado para que tuviera algún tipo de pensamiento, pero aunque no era testigo de mi vida, la casualidad había colocado un letrero gigante encima mío que decía SE REGALA. Pasaron más minutos y un par de horas también, me acostumbraba y me sentía cada vez más aclimatado, como buen camaleón que suelo ser en momentos imprecisos, el color que me vestía era un tanto borroso y fácil de colorear pero tampoco podía darme el lujo de ser algo más y la volvía agarrar de la mano. Y la ola rompía de nuevo.

Por momentos recordaba esas noches de calles que me conocían y sorpresas en la bolsa, y por ratos comprendía que era innecesario la tortura de ser yo como tiempos aquellos donde el destino estaba escrito apenas lo había pensado y hasta algunas veces decidido, entonces una ola más rompía y no estaba seguro si mi vida podría cambiar un poco, solo un poco. Los días pasaron pero mi vida no, y el recuerdo se quedo pintado en el celular, la pantalla y algún que otro comentario suelto sin querer, pero para no perder la costumbre la cobardía me robaba el guión y se ganaba uno que otro premio a actor principal, secundario, director y hasta honorífico, todos el muy maldito.

No recuerdo en que momento tampoco decidí tomar el control de mis acciones y comenzar jugar apostando alguna ficha de diferente color, no sé que pasó que me hizo pensar si podía ser yo sin tener que meterme en una bolsa impermeable y grande, pero de algún modo y otro tenía que pasar fuese como fuese, si no era yo era ella, o ella y yo. Total como tenía la costumbre no importaba a fin de cuentas la diferencia iba encerrada en canciones y caminatas nocturnas para ser yo de nuevo.

(…)

Pude evitarlo varias veces, hacerme el loco otras más, pero fue inevitable que ese letrero gigante que aún tenía en la cabeza se pudiera borrar del todo. Me podía sentir un poco más, pero a la vez me podía perder entre tantas operaciones y cálculos innecesarios, por eso solo seguí que la explicación cayera de algún hueco del cielo, pero nunca paso.
Y cuando sentía que ya, que estuvo bueno el rato y la duda podía ser incubada como tantas veces otras así que reviente el alma y los ojos tratando de encontrarla fue que lo innecesario y sospechoso me llamaran para recogerla y pudiera ser otra vez un momento inexplicable. Luego de eso era obvio que siguiera de largo sin darme cuenta del camino y apareciera como si hubiese retrocedido el tiempo en un lugar algo conocido. Resignado por mi estupidez e incrédulo por la razón, regrese a mi casa mucho más desubicado que unas horas atrás y mucho más confundido que otros días más atrás.

Regrese caminando mientras volaba pensando si podía mantenerme así. Volaba y sentía que bueno, alguna vez podía suceder y lo borraba automáticamente porque era yo quien lo decía, yo y solo yo, muy poco sustento para poder quedar en algo con la vida. No negociable. Sin embargo, aún me confundía más el hecho que estaba dejando de lado algo que me seguí moviendo como cuando veía la ventana de lejos y reía de solo pensar ser tan inteligente con ella y no conmigo, recordaba eso y no sabía si podía volar con otra idea sacrificando quizás mi destino por jugármela con la vida y mi letrero que también era luminoso. Creo que nunca termine de estar seguro de querer hacerlo, sin embargo lo hice, no me arrepiento pero pudo ser mejor quizás como antes de todo esto, contigo y el jardín que quedaba muy grande para nuestras palabras tan pequeñas y el miedo de quererlo tan inmenso.

martes, 17 de febrero de 2009

Ni esa vez

08:49pm 12/02/09

...hace un año a las 9pm me mandaste un mensaje que aun no termino de entender. me escribiste: Se feliz. durante 1 año intente serlo y no pude. lo siento.

Por esas noches salía a caminar con la sorpresa en la mente y el regalo a la vuelta de la esquina y terminaba por regresar nervioso con la mano en la frente y la otra en la barriga, y fue en una de esas que mientras pensaba como hacerlo de nuevo sin ser visto pareciendo que fuese la primera vez, pasaba como invisible por lugares que me conocían y mientras levantaba la mirada hacia la ventana y comprobaba lo que no se podía ver a través de ella, el pronostico más reservado me llegaba al celular, sin entender y sin respirar no sabía que hacer, por un momento estaba desprendido de la realidad, de la que trataba de ver por esa ventana y la que tenía frente a mi.

la mitad… del cuento de un atardecer, que observo al escucharte…

Desde ese momento entendí y me convencí que nada volvería a ser igual, que las posibilidades y casualidades se habían vuelto a barajar, que se puso todo a cero borrando todo lo hecho y que tarde o temprano tendría que serlo.

(...)

Hoy paso un año, un año desde aquella noche. Hoy era un día que debía ser más noche que sol y la presión de ser un día importante. De resolver cualquier asunto pendiente y de tener en cuenta que podía ser más, más que esa noche, más.
Mientras planeaba y pensaba cuantas veces, formas, cantidades, lugares, palabras y expresiones podían caber en el tiempo suficiente para poder vivir tranquilamente conversando tenía la extraña sensación de que las cosas por algún o otro motivo no resultarían, y la casualidad me dio la razón pero sin ninguna explicación, y ya.

(...)

Era preciso. Era de noche, no tan tarde como para perder el momento ni tan temprano como dejar correrlo. La llovizna asomaba levemente por las calles y por momentos parecía que estaba en otras calles, con historia y conmigo. Tenía el momento y la excusa perfecta que seguía cayendo poco a poco, pero no tenía el momento preciso que siempre guardaba para momentos como este, nunca terminé de entender porqué.

te llevaré despacio, no quiero despertarte, despertarte…

Salí como siempre esperanzado de que pasen sin querer esas cosas que quiero que sucedan, motivado por algo bastante improbable y seguido por algo totalmente imposible. Salí de mi casa y directo fui al desvío, por ratos mientras caminaba, levantaba la cabeza para ver las gotas caer. Golpean suave. Despacio. Como sonreír mientras intentaba hacerlo.
Mirando a cada rato el celular para tal momento tan esperado, solo pensaba si era posible que alguna vez se pudiera cumplir un deseo, como los de cumpleaños que igual así me son ajenos. Mirando a cada lado trataba de encontrar la razón que ni esa vez encontré cuando miré por esa ventana. Mirando a cada sombra me encontré de nuevo solo, balbuceando los errores y burlándome de la cobardía innata en mí. Fue eso y más de un año, más noches y madrugadas.

Llego la hora y no paso nada. Pasaron tantas cosas en el mundo en ese instante, que tenía yo la suerte que en mi minuto tan solo pudiera recordar.

Mientras cruzaba la pista los vi, y la vi. Pensaba que algo tenía que pasar. Algo.

- Disculpa, ¿por donde está el...?
- Ah, por acá. Sigues de frente por ahí
- Gracias. Ves, esta bien.
Mientras su acompañante veía al otro lado y yo la seguía viendo.

Sabía que pensaba lo mismo, lo sabía porque era mi minuto, solo por eso. Pero luego de eso se fueron, los dos, el minuto y el pensamiento, se fueron para que yo regresara a la realidad y sin darme cuenta, o quizás sí pero con mucha pena, fuera otro momento como esos tantos que nunca fueron tan míos como aquel.

vuelvo a engancharme en tu risa…

Seguí de frente. Cruce. Volteé. Seguí de frente. Ahora no recuerdo si seguía lloviznando, tampoco importaba mucho, total, el momento había pasado y con ello todo lo que implicaba que sea importante, por eso cruce de nuevo y seguí caminando. Volteo. Estornudo. Cruzo. Me siento invisible y confirmo que necesitaba caminar pero no era tan necesario llegar a algún lugar.

Como aquella vez también y en una casualidad provocada por decirlo de algún modo, me hago el loco e invento una excusa que es obvia incluso a personas que ni saben como me llamo, pero saben mis mentiras y mis verdades. Sigo sin creer que paso un año, sigo caminando sin creer que por ahí ya había pasado, ni como favor volvió a lloviznar ni siquiera vino ni se fue, solo paro. Y nunca me pude sentar a tratar de verla.

pero quería sentirte un hasta siempre…




sábado, 7 de febrero de 2009

Recuerdo

Recuerdo que despertaba y no tenia que volver a dormir para estar tranquilo,
recuerdo que caminaba y no tenia que mirar hacia arriba para imaginarlo mejor,
recuerdo que llovía y reía de solo verte saltando junto a nosotros en el piso,
recuerdo tantas cosas que solo puedo recordarte para estar ahí de nuevo.

Es raro estar en un lugar donde las cosas pasan tan naturalmente que cuesta creer que puedes volver a ir y estará tal cual lo dejaste, si es que alguna vez lo dejaste.

Prometo de la mano de la nostalgia y con la mochila llena de esperanza que el día que regrese te disfrutaré mejor, con mejores excusas, sin tontas razones y ningún calendario que te diga cuando me voy.
Como cuando de noche nos dejaste ir por debajo tuyo y otras tantas veces por dentro también, cuando de día podía pasar de nuevo por todas esas piedras que te dibujaban y por ratos me hacian tropezar.

Al igual que todo lo mío, prometo no cambiarte si alguna vez lo pensé así. Ni por uno ni por dos, ni mucho menos por todo lo que significa volver a estar contigo y tu camino ya conocido. No quiero olvidar agradecer a todos aquellos que hicieron que nosotros nos formemos el día a día viendote noche a noche.
A los que nos dejaron entrar para seguir soñando en cuatro paredes, a los que nos escucharon cuando llegabamos y tratabamos de irnos, a los que nos explicaron como vivir y vivirte mejor con un camino poco conocido, a los que nos cambiaron el recuerdo de tenerte en el escritorio por unas cuantas cosas sin valor real, a los que nos confundieron con extraños y ajenos en un lugar que nos debió ver nacer y a todos aquellos que dejamos de conocer por intentar descubrirnos, por conocernos, por ser uno con el otro y por ser feliz.

Recuerdo que te quería sin necesidad de mirarte ni de sorprenderme,
recuerdo que decía las cosas necesarias para parecer algo mas real,
recuerdo que te extrabaña sin antes terminarte solo esos días, solo esos días,
recuerdo tantas cosas que necesito volver a recordar, que necesito, que te necesito.


03/02