lunes, 26 de enero de 2009

[Ausente]

Migrar. Viajar.
Moverse en el espacio de un conjunto infinito de casualidades que derivan en un motivo que nace mientras se descubre.
Volar. Caminar.
Estar bajo un cielo de otro color que no ha visto lo que recuerdas y solo vives sin nada más que vivir de nuevo.
Correr. Soñar.
Despertar en el momento más indicado de tus horas que me bastará para ver que la vida pasa lentamente solo contigo.

Te siento como ahora tú me sientes llegar, y me vas a esperar. Y te voy a dar el tiempo que sea necesario, por ti y por mi.

Y ahí vamos… Cusco

miércoles, 14 de enero de 2009

Mientras esperas

Hace tiempo tenia avanzado algo que me contaba mientras caminaba y grababa (primera y última vez que hago algo asi), entre esas noches de caminata sin rumbo pero con sentido. Compilado, acá está.


1 - Bloc de notas
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Nos hablamos porque tenemos la fé ciega que uno va a escuchar al otro
porque a pesar de todas las cosas que se nos han pasado hay cosas que no hemos perdido
porque no podemos decirnos cuanto tiempo tenemos hasta que nos vemos
porque sin eso, con todo el tiempo que hemos empleado no estaría yo a tu lado y tú mirando el espacio.

Nos hablamos porque sentimos la imperiosa necesidad de conocernos uno al otro sin decir nuestra verdad
porque simplemente el tiempo ya pasó en cosas que debieron haber sido algo más de lo mismo
porque la vida se parece tanto a nosotros que no creemos que sea cierto y tenemos que contárnoslo
porque nunca entendemos que queremos decir, pero vale la pena hacerlo.

Nos hablamos porque el sueño no nos gana, ni tampoco el deseo de perderlo
porque hay tantas cosas que no nos pasan, sin embargo las inventamos, como cuando llueve a veces y nos damos cuenta del sol de invierno
porque aunque quizás no pensemos el uno en el otro como quisieramos, nos soñamos sin saberlo
porque es la única forma por la cual puedo mirarte sin tener que decir que te quiero.



sábado, 10 de enero de 2009

La casualidad de un mes - Parte I

Llegó el año 2009 y aunque no hace mucho que nos conocemos, me parece adecuado invitarlos a leer un resumen del año que pasó, con esos ingredientes licuados con maldad por el destino que luego de tomarlo y saborearlo bien te puede servir como experiencia o quedarán como errores. Sea cual sea el caso, vale la pena recordarlos.
Sin más vueltas, el año 2008 mes por mes, hecho por mí y contigo. Provecho.

[Enero]

Desperté lejos de mi casa, y aunque ya era otro año aún no me había llegado la invitación. Todo seguía igual solo que con 365 días adelante por vivir, solo eso. Y así sea un año nuevo lo que es ahora, este no se empieza como una hoja en blanco, sino con todo eso chiquito y rápido que escribiste a finales del año anterior medio desesperado y pensar ahora en como lo desenrollas y arreglas con el mayor cuidado posible. Siguieron las reuniones complicadas en la oficina y duraderas, visitas al asentamiento, otra vez reunión y si, de nuevo ir al asentamiento, y aunque ya se notaba que era verano el trabajo de todos esos días valió demasiado la pena. Tanto valió la pena que por gusto iba a la universidad, esos días confiado en mis conocimientos esos chiquititos y rápidos del año pasado que poco o nada me hicieron el favor para pasar el curso de la maldición, curso del mal.

Dentro de todo lo previo a la construcción está el evento musical techero donde uno puede encontrar a toda la fauna de voluntarios en una sola noche pasándola demasiado bravazol. Salude y converse con aquellos que veía casi todos los días y aquellos que no conocía tanto, con algunos que siguen siendo mis constantes y unos otros que se perdieron en su momento o quizás me olvide de volver a saludarlos, muchos o pocos pero siempre al final.
Mientras el stress y los nervios me hacían olvidar poco a poco los cabos sueltos del año pasado, estos se daban el tiempo de permitir que la conciencia haga su trabajo memorístico y el remordimiento lo mueva para recordar que cosas cambiar y cuales dejar ahí, bien ahí. Y más, cuando en la cúspide de la impaciencia inoportunamente una llamada desde lejos –en todo el sentido de la palabra- hace que te devuelva por un momento a la realidad y te encuentras frente a un: hola, ¿cómo estás? Y uno, dentro de la sorpresa y frente al ataque a la sinceridad guardada dice: ...bien, mientras sigue pensando si esta bien que haya dicho bien.


Una construcción de 8 días a inicios de verano con unos terrenos en San Juan de Lurigancho con 28 casas por construir y 20 voluntarios contando todos los existentes dentro del cuarto hacen que me ponga a pensar si pudo ser mejor, no lo creo. La justicia también tiene sus atajos y sus formas nada geométricas de manifestarse y esta no iba a ser la excepción, fueron días de arduo trabajo, trabajo que en algunos momentos al inicio pensé que serían fatales y que felizmente al paso de los días y con el esfuerzo puesto ahí en la tierra enredado con el aire, el mismo que respirábamos y volvíamos a pisar. Sentía que éramos capaces de hacer cualquier cosa, que nada nos podía impedir realizar nuestra labor, y la satisfacción de seguir siendo así sea cual sea el motivo que hayamos tenido al empezar todo esto nos podía llenar más que cualquier otro momento.


En uno de esos días recibí una noticia que también celebre bastante en lo personal y fue el punto de quiebre en el desarrollo de la vida de una persona que considero mucho, dándome el placer de escuchar rápidamente y en resumen con ejemplos aplicativos y prácticos esos momentos que armaban su vida. Igual nunca quizás la llegaré a entender, pero no importa, la comprendo y me basta con eso. Luego de leer ese mensaje de texto me sentí muy orgulloso y me dio fuerzas para seguir construyendo, diciéndome a mí mismo mientras cerraba el puño Vamos! cada vez que pensaba que sentía que no podía, y me alegraba con ella a la distancia. Gracias.

Las inauguraciones fueron una fiesta en cada una de las casas que construíamos, cada familia a su manera celebraba el inicio de una nueva etapa de sus vidas, de la oportunidad de poder concluir y empezar nuevos sueños y metas, de saber que ahora la vida que les tocó vivir es un poco menos dura, menos áspera y que tiene a un grupo de chicos que fuimos sus amigos, hijos, nietos, compañeros y hermanos por unas horas para algunos y unos días para casi todos. La inauguración más fuerte que he tenido hasta ahora fue la de los abuelitos, como nosotros los llamamos. Mientras escuchaba el discurso que espontáneamente recitaba la abuelita sentía que valía la pena el trabajo que hacíamos, en mis ojos todavía llorosos trataba de transmitir un Lo logramos!, porque sentía que sus palabras eran la respuesta a la idea por la cual nos encontrábamos ahí, en un cerro sin luz, sucios totalmente, cansados, agitados por la emoción y con el corazón en la mano luego de palabras que aunque ahora no recuerde con exactitud, el solo imaginarme volver a ese momento hace que sienta escalofríos por todo el cuerpo. Lo logramos, lo sé.


Caminando con mí pareja de escuela por el asentamiento sin luz yendo al cierre de la construcción, descansamos un rato para despedirnos cada uno mentalmente de San Juan, y le confesé con algo de vergüenza: Me he dado cuenta… que no podría vivir en un asentamiento, a no ser que me borren la memoria. Ella, mirando también los postes que no había alrededor nuestro y hacían tanta falta, me respondió: …o que vengas de un lugar peor. Pensando en voz alta le dije: si... es verdad, que feo. Y la noche hizo que nuestras mentes se callaran. Y mientras trataba de guardar esas imágenes, olores, sonidos, texturas y sabores de un lugar que nos recibió y acogió como sus hijos, sentía que deseaba tanto no haber sido tan sincero conmigo mismo y poder haber vivido más de lo que podía sentir, e instantáneamente acepte la idea que fue más que suficiente como experiencia y que desde ese momento todo eso me serviría para recordar una de las motivaciones de mi vida. Aunque el mes no acabo ahí, fueron más que suficientes los momentos que viví para poder cerrar bien el primer mes del año. Logré formar lazos de confianza y de comunicación tan fuertes y desarrollados con personas que no pensé que conocería en mi vida, me enseñaron cada una de ellas un mensaje y me dieron otra forma de ver las cosas, crecí tanto como persona en tan pocos días que me seguía pareciendo que todo iba tan rápido que olvidaba que recién habían pasado 31 días de 12 meses que recién empiezo a contar, Vamos!