lunes, 17 de agosto de 2009
Instrucciones
Puede que la lleves al mismo lugar igual
y pedir la otra columna abajo en el centro,
ocultar el frio de la puerta al abrirse
sin dejar atrás que es solo el comienzo.
Puede que le muestres las lineas del suelo
que dividen sus historias de niña y de ayer,
comentarle que la música se puede cambiar
siempre y cuando sepa en que calle este.
Puede que te dejes caer junto a ella
solo por no saber en que momento quedarte dormido,
estar atento cuando cambien de humor
y caminar detrás mientras piensas lo pedido.
Puede que la recojas en horas no deseadas
ni mucho menos destinos algo cercanos,
tratar de dejarle el encargo bien dispuesto
antes de que salga o llegue sin ser visto.
Puede que le muestres figuras en el suelo o paredes
vencidas detrás de la ventana y arrancarlas,
preparar lo mismo que te hizo probar alguna vez
para no perder la costumbre de ser como dos.
Puede que la veas todos los días como nunca
que dijiste entre ahoras y mañanas de siempre,
recordar que muchas veces te esforzaste
en ser uno mas entre sus ningunos.
PD: Post olvidado en el cajón de hace algunas semanas
martes, 5 de mayo de 2009
La casualidad de un mes - Parte III-b
Lo sé, no es el mes, pero tenía una tarea inconclusa que venía arrastrando y pesaba, no me gusta quedar mal ni mucho menos conmigo mismo. Marzo acaba hoy aunque sea Mayo.
[ zo]
Para no dejar inconclusa alguna idea suelta o dar por terminada alguna otra sujeta a la relatividad es que termino el mes que pasó del año que pasó. Lleno cada día en lo posible el recuerdo que apunte como rastro para volver en los pasos atrás, trató como vengo diciendo de ser lo más preciso, vuelvo. Volví.
Dentro de la gran gama de compromisos que podía resolver durante esas fechas se montaron dos que podían ser las más oportunas – irónicamente- en cuanto a distancia y tiempo de recorrido. El primero es una necesidad acostumbrada que viene de años de años, de recuerdos de infancia en esas mismas paredes y con el mismo color de siempre. Con una familia que a lo largo de todo este tiempo me ha dado un lugar en el respeto y tradición de saludar con la misma sonrisa de siempre. Con el compromiso siempre en la memoria, me doy el singular viaje que nunca me terminó de parecer corto para caer en una reunión que no tendría que ser necesaria si contamos lo importante que puede ser el hecho que estemos ahí. Muchas cosas y muchas razones me pueden llevar a ir de nuevo siempre y cuando tenga la oportunidad, es por eso que dejar de ir sería una tontería más que grande y sé que con la misma confianza con la cual paso la puerta sin timbre, doy la curva, entro por la cocina o la sala y terminamos conversando donde el humo del cigarro no me moleste y sea más cómodo reírnos de todas las cosas que podemos recordar, suponer, alucina, fastidiar, crear, desenredar y más, de todo eso y mucho más. Y por eso seguiré yendo y mucho más. Hermano.
En cuanto a compromisos de asistencia siempre termino cediendo por más complicado que resulte la travesía, y no por débil sino por afecto. Entonces luego de cumplir y dar por concluida mi participación en un lado de Lima, fue que salgo camino a mi segunda estancia de la noche, cumpleañera también. Entonces, salgo, tomo un carro, tomo otro, camino y camino, tomo un taxi y camino por si las dudas. Llego cuando algunos ya salen, pero bueno lo importante esta adentro y adentro lo importante acaba de correr hacia el baño como persecución policial y tras atrincherarse varios minutos sale derrotada entre brazos de queridos y sube, o bueno, la suben donde debería estar más humanamente cómoda. Ya vine, si. Feliz cumple. Por lo demás, mucha risa por ahí y un par de cosas muy interesantes que ver y sonreír para pecar de inocente, y aunque el motivo nunca bajo porque logró vencer a la gravedad y murió muy feliz en su lecho, vale la intención y el sentimiento, entonces vale agregar, feliz cumple y te adoro.
No, las fiestas en este mes insaciable no acaban. Los planes de tantas ideas se quedaron entre números pasados para quedar con la idea de que a veces son solo ideas y no regalos. Entonces no conseguí lograr la idea hecha pelota desde semanas atrás y nunca me agarró tan frió como aquella noche ese momento cuando tenía que resolverlo de algún modo, juré vengarme en alguna oportunidad, lo juré como tantas promesas escribí en la palma para no olvidarme pero como siempre lo deje pendiente.
Entonces llegué, salude a uno de los tantos conocidos. Subí y toque el timbre, mientras detrás de la puerta practicaba el saludo. No, uhm, así tampoco, entonces, no..., hola? Se abrió la puerta y puse mi sonrisa de último momento mientras seguía pensando la improvisación falsa antes que sea necesaria, pero nada, la abrace si y la cargue con vuelta incluida sin pensar no, y mientras gritaba que la bajara yo seguía pensando en que más y ahí me quede. Entramos y luego de ser descubierta la cómplice no quedó más remedio que replantear la situación y tratar de que el tiempo avance lo más lento posible. Duh. No fue como lo planeé, ni se acercó a lo que podía imaginar, pero desde ese momento jure volver y salir con algo más de triunfo y un poco más de gloria. Esa fue una promesa de las pocas que pude cumplir, y valió millones. Feliz cumple y te amo.
Un día llegando a la universidad me llaman y me proponen provocarme un derrame cerebral de trabajo durante los siguientes días que acepto por la inercia del amor hacia la camiseta blanca con la casita en el pecho. Tras días y noches de angustias, estrés, discusiones con uno mismo y con el ambiente, con sueños muy poco producidos y con la compañía de cada momento que se hacía sentía y se agradecía en su momento, tras eso pude completar una odisea de papeles, nombres, horas y cansancio totalmente feliz. Feliz de llevar al extremo el trabajo, y de que había alguien a mi costado.
Llegado el día y los demás, sentí que había demasiado por hacer con tan poco espacio. Y mientras los días pasaban entre caminar de un lugar a otro usando el -hasta ese momento- bastante precario poder de la multiplicación por las tardes muchas veces me solía esconder dentro de una burbuja en forma de banca y que dejaba que cayeran los segundos uno a uno sin tocarse entre ellos, así no importaba donde estuvieran solo cuando reventaban podían despertarme.
Y fueron más las noches cuando reventaban estos segundos, haciendo que la falta de los mismos se conviertan en minutos y más multiplicados por la distancia de un camino sin nada, ni siquiera de poder verlo.
Sin música de soundtrack, ni créditos durante la despedida, ni un post producción y mucho menos los aplausos de una victoria visual se pudo llevar el regreso que tampoco resultó ser del todo regreso, porque ya había regreso semanas antes y nunca terminé de entender si realmente me pude ir, y cuando volví supe que aún había dejado olvidado algo, debajo o encima, algún segundo sigue buscando donde reventar en medio de tanta noche.
Mientras suponía que me estaba quedando con algún tipo de merecimiento y permanencia, por otro lado habían situaciones que se tenían que ir y dejar otros con los suyos en la mano y despidiéndose entre ellos. Yo, alejado de la situación tenía en claro que la única despedida que me preocupaba era aquella que me rondaba la cabeza y que no tenía fecha de salida. Sin embargo, sin planear ni dejar de pensar seguí con la intención de entender algún día y con la misma, la puse en el bolsillo derecho y salí de noche. De un momento a otro podía hacerme el confundido con toda la propiedad y derecho del mundo el cual ya me ayudaba dándome la contra y declarándome la guerra abiertamente, pude ser menos evidente de rato en rato y en otras pude ser mas certero pero siendo más realistas fue difícil llevar las horas una detrás de otra para al final terminar sentado afuera con la cabeza dentro, parpadeando.
Al rato me di cuenta que podíamos estar ahí cuanto tiempo fuese necesario sin que ni siquiera la mañana que ya se asomaba se pusiera de acuerdo también, escuché muchas versiones de las razones más oportunas y necesarias durante un camino que sin darme cuenta me llevaba al mismo punto de todos esos días, no hicimos ni quedamos algo del cual pudiera sorprendernos ni mucho menos a mí, la costumbre y la paciencia comenzaba a cobrar las víctimas que luego durante largas batallas pudo cobrar de un solo porrazo y haber evitado semejante reajuste innecesario de desgaste y de idas y venidas, pero siguió y no iba de acuerdo a la razón que alguna vez trate de incubar y se perdió.
Tengo que aceptar lo complicado que me resulta hacer este tipo de resumenes, no hay tiempo que pueda invertir en seguir recordando un año importante y lleno de subidas y bajadas de todo tipo, de nuevos acercamientos y de logros personales, no puedo y no quiero pues prefiero estar al tanto con este presente que se me esta pasando con tan buenos momentos como los del año pasado, asi de interesantes. Por eso, Marzo fue el último mes que resumiré del año pasado, hubiera preferido poder abarcar más momentos pero en el balance termina siendo innecesario, quizás más adelante pueda en algún otro post condimentarlo con momentos que pasé de largo, por mientras trataré de volver al inicio de todo esto, al día día que pasó ayer y hoy, y a todas esas casualidades que por sufrimiento terminé siendo testigo.
[ zo]
Para no dejar inconclusa alguna idea suelta o dar por terminada alguna otra sujeta a la relatividad es que termino el mes que pasó del año que pasó. Lleno cada día en lo posible el recuerdo que apunte como rastro para volver en los pasos atrás, trató como vengo diciendo de ser lo más preciso, vuelvo. Volví.
Dentro de la gran gama de compromisos que podía resolver durante esas fechas se montaron dos que podían ser las más oportunas – irónicamente- en cuanto a distancia y tiempo de recorrido. El primero es una necesidad acostumbrada que viene de años de años, de recuerdos de infancia en esas mismas paredes y con el mismo color de siempre. Con una familia que a lo largo de todo este tiempo me ha dado un lugar en el respeto y tradición de saludar con la misma sonrisa de siempre. Con el compromiso siempre en la memoria, me doy el singular viaje que nunca me terminó de parecer corto para caer en una reunión que no tendría que ser necesaria si contamos lo importante que puede ser el hecho que estemos ahí. Muchas cosas y muchas razones me pueden llevar a ir de nuevo siempre y cuando tenga la oportunidad, es por eso que dejar de ir sería una tontería más que grande y sé que con la misma confianza con la cual paso la puerta sin timbre, doy la curva, entro por la cocina o la sala y terminamos conversando donde el humo del cigarro no me moleste y sea más cómodo reírnos de todas las cosas que podemos recordar, suponer, alucina, fastidiar, crear, desenredar y más, de todo eso y mucho más. Y por eso seguiré yendo y mucho más. Hermano.
En cuanto a compromisos de asistencia siempre termino cediendo por más complicado que resulte la travesía, y no por débil sino por afecto. Entonces luego de cumplir y dar por concluida mi participación en un lado de Lima, fue que salgo camino a mi segunda estancia de la noche, cumpleañera también. Entonces, salgo, tomo un carro, tomo otro, camino y camino, tomo un taxi y camino por si las dudas. Llego cuando algunos ya salen, pero bueno lo importante esta adentro y adentro lo importante acaba de correr hacia el baño como persecución policial y tras atrincherarse varios minutos sale derrotada entre brazos de queridos y sube, o bueno, la suben donde debería estar más humanamente cómoda. Ya vine, si. Feliz cumple. Por lo demás, mucha risa por ahí y un par de cosas muy interesantes que ver y sonreír para pecar de inocente, y aunque el motivo nunca bajo porque logró vencer a la gravedad y murió muy feliz en su lecho, vale la intención y el sentimiento, entonces vale agregar, feliz cumple y te adoro.
No, las fiestas en este mes insaciable no acaban. Los planes de tantas ideas se quedaron entre números pasados para quedar con la idea de que a veces son solo ideas y no regalos. Entonces no conseguí lograr la idea hecha pelota desde semanas atrás y nunca me agarró tan frió como aquella noche ese momento cuando tenía que resolverlo de algún modo, juré vengarme en alguna oportunidad, lo juré como tantas promesas escribí en la palma para no olvidarme pero como siempre lo deje pendiente.
Entonces llegué, salude a uno de los tantos conocidos. Subí y toque el timbre, mientras detrás de la puerta practicaba el saludo. No, uhm, así tampoco, entonces, no..., hola? Se abrió la puerta y puse mi sonrisa de último momento mientras seguía pensando la improvisación falsa antes que sea necesaria, pero nada, la abrace si y la cargue con vuelta incluida sin pensar no, y mientras gritaba que la bajara yo seguía pensando en que más y ahí me quede. Entramos y luego de ser descubierta la cómplice no quedó más remedio que replantear la situación y tratar de que el tiempo avance lo más lento posible. Duh. No fue como lo planeé, ni se acercó a lo que podía imaginar, pero desde ese momento jure volver y salir con algo más de triunfo y un poco más de gloria. Esa fue una promesa de las pocas que pude cumplir, y valió millones. Feliz cumple y te amo.
Un día llegando a la universidad me llaman y me proponen provocarme un derrame cerebral de trabajo durante los siguientes días que acepto por la inercia del amor hacia la camiseta blanca con la casita en el pecho. Tras días y noches de angustias, estrés, discusiones con uno mismo y con el ambiente, con sueños muy poco producidos y con la compañía de cada momento que se hacía sentía y se agradecía en su momento, tras eso pude completar una odisea de papeles, nombres, horas y cansancio totalmente feliz. Feliz de llevar al extremo el trabajo, y de que había alguien a mi costado.
Llegado el día y los demás, sentí que había demasiado por hacer con tan poco espacio. Y mientras los días pasaban entre caminar de un lugar a otro usando el -hasta ese momento- bastante precario poder de la multiplicación por las tardes muchas veces me solía esconder dentro de una burbuja en forma de banca y que dejaba que cayeran los segundos uno a uno sin tocarse entre ellos, así no importaba donde estuvieran solo cuando reventaban podían despertarme.
Y fueron más las noches cuando reventaban estos segundos, haciendo que la falta de los mismos se conviertan en minutos y más multiplicados por la distancia de un camino sin nada, ni siquiera de poder verlo.
Sin música de soundtrack, ni créditos durante la despedida, ni un post producción y mucho menos los aplausos de una victoria visual se pudo llevar el regreso que tampoco resultó ser del todo regreso, porque ya había regreso semanas antes y nunca terminé de entender si realmente me pude ir, y cuando volví supe que aún había dejado olvidado algo, debajo o encima, algún segundo sigue buscando donde reventar en medio de tanta noche.
Mientras suponía que me estaba quedando con algún tipo de merecimiento y permanencia, por otro lado habían situaciones que se tenían que ir y dejar otros con los suyos en la mano y despidiéndose entre ellos. Yo, alejado de la situación tenía en claro que la única despedida que me preocupaba era aquella que me rondaba la cabeza y que no tenía fecha de salida. Sin embargo, sin planear ni dejar de pensar seguí con la intención de entender algún día y con la misma, la puse en el bolsillo derecho y salí de noche. De un momento a otro podía hacerme el confundido con toda la propiedad y derecho del mundo el cual ya me ayudaba dándome la contra y declarándome la guerra abiertamente, pude ser menos evidente de rato en rato y en otras pude ser mas certero pero siendo más realistas fue difícil llevar las horas una detrás de otra para al final terminar sentado afuera con la cabeza dentro, parpadeando.
Al rato me di cuenta que podíamos estar ahí cuanto tiempo fuese necesario sin que ni siquiera la mañana que ya se asomaba se pusiera de acuerdo también, escuché muchas versiones de las razones más oportunas y necesarias durante un camino que sin darme cuenta me llevaba al mismo punto de todos esos días, no hicimos ni quedamos algo del cual pudiera sorprendernos ni mucho menos a mí, la costumbre y la paciencia comenzaba a cobrar las víctimas que luego durante largas batallas pudo cobrar de un solo porrazo y haber evitado semejante reajuste innecesario de desgaste y de idas y venidas, pero siguió y no iba de acuerdo a la razón que alguna vez trate de incubar y se perdió.
Tengo que aceptar lo complicado que me resulta hacer este tipo de resumenes, no hay tiempo que pueda invertir en seguir recordando un año importante y lleno de subidas y bajadas de todo tipo, de nuevos acercamientos y de logros personales, no puedo y no quiero pues prefiero estar al tanto con este presente que se me esta pasando con tan buenos momentos como los del año pasado, asi de interesantes. Por eso, Marzo fue el último mes que resumiré del año pasado, hubiera preferido poder abarcar más momentos pero en el balance termina siendo innecesario, quizás más adelante pueda en algún otro post condimentarlo con momentos que pasé de largo, por mientras trataré de volver al inicio de todo esto, al día día que pasó ayer y hoy, y a todas esas casualidades que por sufrimiento terminé siendo testigo.
jueves, 2 de abril de 2009
La casualidad de un mes - Parte III-a
Atrasado. Debido al inicio de nuevas cosas y el término de otras es que mi tiempo se dividió en todo lo que me pude multiplicar, falta de organización, coordinación y demas -ción-es que se quedaron entre líneas. Advierto desde este momento que lo complicado de la lectura se debe a las horas en las cuales se formaron cada oración, trataré en lo posible no hacerles la labor tan complicada como esta. Pero ahi va.
Primera parte de la tercera parte. Porque es tan minucioso que se divide en dos. Y ahí va la mitad de treinta y uno.
[Mar ]
Marzo es un mes de celebraciones. Mes en donde en promedio cada día tengo dos cumpleaños de amigos y/o conocidos, si no fuese por un par de días -cual figuritas que faltan en un álbum- cada día dejaría un mensaje cumpleañero deseando lo mejor del mundo, que la haya pasado chévere, que nos vemos pronto y que te cuides, todo eso sin llegar a ser ni tan optimista digno de una patada ni tan triste que tenga que poner signos de exclamación entre palabras. Marzo es un mes donde tengo que negociar los términos y acuerdos conmigo mismo para poder llevar un año con la tranquilidad del caso pero sin ser yo mismo, ni tampoco dejarme vencer. Marzo es un mes difícil.
Luego de algunos saludos durante los primeros días de este maravilloso mes voy cocinando la idea de hacer algo el fin de semana porque yo también puedo celebrar, ¿no? Ideas sueltas con personas aún más sueltas y no muy cuerdas hace que los días sigan pasando sin darme cuenta que no hay nada en la mano, ni en el papel, ni mucho menos en mente.
Como es propio de mi naturaleza, me incomoda estar en el medio de todo. Me jode terriblemente que de forma condicionada por una fecha sea yo quien decida tal o cual cosa y se “tenga” que cumplir a cabalidad. Tú dirás. Puede ser. Normal.
Lamentablemente una noticia hace un tanto mas opaco el día pero sin embargo necesario recordarlo. En mi vida no he tenido tantas despedidas permanentes, quizás las pocas que he tenido no las he sentido de una forma tan cercana aunque debieron serlo, lo fueron días, semanas o meses después cuando recuerdo que no lo hice antes, cuando justamente cae en el momento menos preciso de los pensamientos y cuando me repito nuevamente las cosas que debí haber dicho y las cosas que diré. Parece que no aprendo. Olvidando tácitamente como debía ser el día, me uní a la despedida, que sin llegar a ser tan cercano, me fui ajeno a cualquier posición.
Tengo que aceptar que no recuerdo con exactitud como fue el encuentro, pero estaba ahí afuera mientras en todos lados pasaban todo lo demás. No importaba, el momento era mucho más pero lamentablemente como tantas casualidades malintencionadas por el destino, el problema de otros podía superponer mis necesidades y verdades. Mientras las preguntas llegaban de un oído y trataba de resolverlas rápidamente para evitar cualquier evidencia de falta de atención, los demás sentidos –sino son todos- se encontraban luchando entre arrojar a la pista el celular y desde ahí seguir afirmando y asintiendo cada cosa o simplemente tener el momento transcurrido conversando en un día que ya era noche y por eso se podía disfrutar mejor. Conociéndome e incluso apostándome en contra y ganando con ventaja, deje que el momento se fuera junto con todos los taxis que debí tomar en su momento o con las cuadras que debimos haber caminando mientras seguía siendo noche. Finalmente, la apuesta aumentó y gane como el perdedor vencido por su bondad y paciencia. Paciencia que nunca más hubiera querido tener. Caminamos como siempre antes y tantos después pero la paciencia de otras apuestas tenía otra velocidad y con la misma me mandaron a intentar romper el protocolo del dejarte en tu casa e irme con la tranquilidad de que por lo menos la calle no tendrá la culpa de lo que pueda pasar. Y salí disparado por la hora y la presión.
Como era de esperarse el tiempo no tuvo la misma misericordia conmigo que con otros tantos y acertó en el momento preciso para fregarme la vida y con total impunidad hacerme casi quedar sin piso. Fui feliz al ver tantas caras conocidas, tantas excusas ahí sentadas que guardaban más que simples recuerdos o momentos incompletos. Fui feliz al saber que en tan poco tiempo pude cambiar tanta nada en tanto todo y ahí todos ellos sentados e incluso aún llegando recordé que yo también podía celebrar, siquiera un poquito.
Las horas pudieron pasar pero el momento parpadeaba por instantes, se ocultaba y se desviaba ante la atenta mirada de cualquier movimiento ajeno y que se pudiera acercar a no menos que la visual de la noticia a media tinta, sin embargo el querer pasar de un momento a un largo y pausado minuto de sinceridad hacia que la torpeza innata de mi persona sufriera resaltos de brillantez sin terminar de coronarse como un buen jugador, ni siquiera el sobresaliente del partido. Empate cero a cero.
Partido aparte fue la crisis ocasionada por un par de goles-tragedia contra un rival de turno color cochinada, muy orgullosos ellos por cierto. La desesperación unida al cansancio y a la aproximación de una derrota casi irreversible hacía que la noche pasara de forma trágicamente y con el orgullo sangrando sin parar. Fue una hemorragia de orgullo, aún no nos cobramos la revancha. Algún día. Malditos.
La casualidad como momentos antes lo ha venido demostrando, esta dotada de una sutileza y tacto realmente exquisitos, sabe cuando aparecer y correr con la misma, sabe como colocar en orden una que otra situación o motivo para que de cualquier otra forma imposible no pueda ocurrir y ella lo pudiera disfrutar. Aun era de madrugada y si alguno estuvo gritando fuera de la ventana, era necesario reubicar al irresponsable este y seguir siendo uno que otro, otro por uno. Recorrido con roces sin mirar de reojo.
Pero el viaje duro quizás más de lo necesario y aunque tuvo sus momentos de cierto desconcierto para ajenos, solo cuando un par de asientos estuvieron libres se comenzó a llenar algunos momentos que luego serian un poco más eternos. Bajamos, caminamos, subimos y nos perdimos. Fácil tarea si se le encomienda a la memoria de meses atrás pero siempre y cuando puedas tener a la mano la paciencia para poder buscarla, el tiempo podía pasar a cuenta gotas y el sol no podía quemar más sin avisar previamente, claro está que si una cosa falla entonces hay que ir al lugar seguro aunque hace tiempo que nadie se haya acercado siquiera a revisar el contenido.
Una, dos, quizás tres y fracción más pasaron por la puerta y alrededor de la cancha olvidada, luego de intentar hacer el trabajo llegó el verdadero trabajo, llegó solo y con no muchas ganas de colaborar. Buenas tardes, sí, acá es. De grupos grandes y más grandes con la idea de llenar los espacio pequeños, uno a dos y tres fueron entrando tratando de ser más sin morir en el intento, un viaje para descansar nuevamente del borde del cansancio y abajo para sí, acá es, bajo bajo y nuevamente bajar para subir.
Se reparte todo cuanto se puede y se mira todo cuando se debe, un rato cuando parece que todo va a acabar y otro instante luego cuando parece que todos se van. Y van.
Como a estas alturas la costumbre ya tiene su lugar incluso en tan lejos de las calles y parques es que me quedo para ver como puede pasar el sol al otro lado así tan lejos y una noche tan despejada que sin tener que voltear también puedo ver.
Llegan varios, entramos donde podemos y con la misma pose y forma las horas trabajan para que pase una que otro tema pendiente que quedó así, pendiente.
De día, acabando la última de las tareas más que prolongada sentía que el trabajo no se encontraba en esa columna de ondas sólidas, sino que se encontraba unas cuadras más saliendo a la izquierda, arriba a la derecha y saltando dos piedras más, pero ahora estoy acá y obvio que tengo que regresar.
Me despido como acostumbró y rebuscó un intento para hacerlo más largo e importante, pero joven, ese carro tienes que tomar, y con la prisa me subo y sé que voy a regresar. El camino de regreso lo conozco desde tiempo y con la misma vista sé que me quedaré, regreso y compruebo que todo esta como lo dejé y quizás la diferencia en mí no era tan mía a fin de cuentas, recuerdo todo y descanso. Descanso por hoy.
[Mar ]
Marzo es un mes de celebraciones. Mes en donde en promedio cada día tengo dos cumpleaños de amigos y/o conocidos, si no fuese por un par de días -cual figuritas que faltan en un álbum- cada día dejaría un mensaje cumpleañero deseando lo mejor del mundo, que la haya pasado chévere, que nos vemos pronto y que te cuides, todo eso sin llegar a ser ni tan optimista digno de una patada ni tan triste que tenga que poner signos de exclamación entre palabras. Marzo es un mes donde tengo que negociar los términos y acuerdos conmigo mismo para poder llevar un año con la tranquilidad del caso pero sin ser yo mismo, ni tampoco dejarme vencer. Marzo es un mes difícil.
Luego de algunos saludos durante los primeros días de este maravilloso mes voy cocinando la idea de hacer algo el fin de semana porque yo también puedo celebrar, ¿no? Ideas sueltas con personas aún más sueltas y no muy cuerdas hace que los días sigan pasando sin darme cuenta que no hay nada en la mano, ni en el papel, ni mucho menos en mente.
Como es propio de mi naturaleza, me incomoda estar en el medio de todo. Me jode terriblemente que de forma condicionada por una fecha sea yo quien decida tal o cual cosa y se “tenga” que cumplir a cabalidad. Tú dirás. Puede ser. Normal.
Lamentablemente una noticia hace un tanto mas opaco el día pero sin embargo necesario recordarlo. En mi vida no he tenido tantas despedidas permanentes, quizás las pocas que he tenido no las he sentido de una forma tan cercana aunque debieron serlo, lo fueron días, semanas o meses después cuando recuerdo que no lo hice antes, cuando justamente cae en el momento menos preciso de los pensamientos y cuando me repito nuevamente las cosas que debí haber dicho y las cosas que diré. Parece que no aprendo. Olvidando tácitamente como debía ser el día, me uní a la despedida, que sin llegar a ser tan cercano, me fui ajeno a cualquier posición.
Tengo que aceptar que no recuerdo con exactitud como fue el encuentro, pero estaba ahí afuera mientras en todos lados pasaban todo lo demás. No importaba, el momento era mucho más pero lamentablemente como tantas casualidades malintencionadas por el destino, el problema de otros podía superponer mis necesidades y verdades. Mientras las preguntas llegaban de un oído y trataba de resolverlas rápidamente para evitar cualquier evidencia de falta de atención, los demás sentidos –sino son todos- se encontraban luchando entre arrojar a la pista el celular y desde ahí seguir afirmando y asintiendo cada cosa o simplemente tener el momento transcurrido conversando en un día que ya era noche y por eso se podía disfrutar mejor. Conociéndome e incluso apostándome en contra y ganando con ventaja, deje que el momento se fuera junto con todos los taxis que debí tomar en su momento o con las cuadras que debimos haber caminando mientras seguía siendo noche. Finalmente, la apuesta aumentó y gane como el perdedor vencido por su bondad y paciencia. Paciencia que nunca más hubiera querido tener. Caminamos como siempre antes y tantos después pero la paciencia de otras apuestas tenía otra velocidad y con la misma me mandaron a intentar romper el protocolo del dejarte en tu casa e irme con la tranquilidad de que por lo menos la calle no tendrá la culpa de lo que pueda pasar. Y salí disparado por la hora y la presión.
Como era de esperarse el tiempo no tuvo la misma misericordia conmigo que con otros tantos y acertó en el momento preciso para fregarme la vida y con total impunidad hacerme casi quedar sin piso. Fui feliz al ver tantas caras conocidas, tantas excusas ahí sentadas que guardaban más que simples recuerdos o momentos incompletos. Fui feliz al saber que en tan poco tiempo pude cambiar tanta nada en tanto todo y ahí todos ellos sentados e incluso aún llegando recordé que yo también podía celebrar, siquiera un poquito.
Las horas pudieron pasar pero el momento parpadeaba por instantes, se ocultaba y se desviaba ante la atenta mirada de cualquier movimiento ajeno y que se pudiera acercar a no menos que la visual de la noticia a media tinta, sin embargo el querer pasar de un momento a un largo y pausado minuto de sinceridad hacia que la torpeza innata de mi persona sufriera resaltos de brillantez sin terminar de coronarse como un buen jugador, ni siquiera el sobresaliente del partido. Empate cero a cero.
Partido aparte fue la crisis ocasionada por un par de goles-tragedia contra un rival de turno color cochinada, muy orgullosos ellos por cierto. La desesperación unida al cansancio y a la aproximación de una derrota casi irreversible hacía que la noche pasara de forma trágicamente y con el orgullo sangrando sin parar. Fue una hemorragia de orgullo, aún no nos cobramos la revancha. Algún día. Malditos.
La casualidad como momentos antes lo ha venido demostrando, esta dotada de una sutileza y tacto realmente exquisitos, sabe cuando aparecer y correr con la misma, sabe como colocar en orden una que otra situación o motivo para que de cualquier otra forma imposible no pueda ocurrir y ella lo pudiera disfrutar. Aun era de madrugada y si alguno estuvo gritando fuera de la ventana, era necesario reubicar al irresponsable este y seguir siendo uno que otro, otro por uno. Recorrido con roces sin mirar de reojo.
Pero el viaje duro quizás más de lo necesario y aunque tuvo sus momentos de cierto desconcierto para ajenos, solo cuando un par de asientos estuvieron libres se comenzó a llenar algunos momentos que luego serian un poco más eternos. Bajamos, caminamos, subimos y nos perdimos. Fácil tarea si se le encomienda a la memoria de meses atrás pero siempre y cuando puedas tener a la mano la paciencia para poder buscarla, el tiempo podía pasar a cuenta gotas y el sol no podía quemar más sin avisar previamente, claro está que si una cosa falla entonces hay que ir al lugar seguro aunque hace tiempo que nadie se haya acercado siquiera a revisar el contenido.
Una, dos, quizás tres y fracción más pasaron por la puerta y alrededor de la cancha olvidada, luego de intentar hacer el trabajo llegó el verdadero trabajo, llegó solo y con no muchas ganas de colaborar. Buenas tardes, sí, acá es. De grupos grandes y más grandes con la idea de llenar los espacio pequeños, uno a dos y tres fueron entrando tratando de ser más sin morir en el intento, un viaje para descansar nuevamente del borde del cansancio y abajo para sí, acá es, bajo bajo y nuevamente bajar para subir.
Se reparte todo cuanto se puede y se mira todo cuando se debe, un rato cuando parece que todo va a acabar y otro instante luego cuando parece que todos se van. Y van.
Como a estas alturas la costumbre ya tiene su lugar incluso en tan lejos de las calles y parques es que me quedo para ver como puede pasar el sol al otro lado así tan lejos y una noche tan despejada que sin tener que voltear también puedo ver.
Llegan varios, entramos donde podemos y con la misma pose y forma las horas trabajan para que pase una que otro tema pendiente que quedó así, pendiente.
De día, acabando la última de las tareas más que prolongada sentía que el trabajo no se encontraba en esa columna de ondas sólidas, sino que se encontraba unas cuadras más saliendo a la izquierda, arriba a la derecha y saltando dos piedras más, pero ahora estoy acá y obvio que tengo que regresar.
Me despido como acostumbró y rebuscó un intento para hacerlo más largo e importante, pero joven, ese carro tienes que tomar, y con la prisa me subo y sé que voy a regresar. El camino de regreso lo conozco desde tiempo y con la misma vista sé que me quedaré, regreso y compruebo que todo esta como lo dejé y quizás la diferencia en mí no era tan mía a fin de cuentas, recuerdo todo y descanso. Descanso por hoy.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)